jueves, 27 de marzo de 2008

Enrique Enriquez: "Hacerte hueco para que el mundo te preñe."



1) ¿Qué es para ti la creatividad? Si te niegas a responder ya sabes lo que te puede pasar.

Una palabra que empieza con una C y termina con una D. ¿No es una belleza?
La C es una letra I que se curva para recibir al mundo exterior, y la D, la letra I preñada. Creatividad es eso: hacerte hueco para que el mundo te preñe.


2) En tu caso particular, ¿a qué suena la creatividad? Ponle una música y súbele al volumen.


Yo escucho con los ojos porque los oídos los tengo taponados con el ruido que hacen mis hijos.


3) Cuando escuchas o piensas en la palabra "creatividad", ¿qué imagen precisa se te viene a la cabeza (color, sabor, aliento, textura de pelos, etc)?

Específicamente hoy, un árbol que vi en China Town, lleno de pájaros enjaulados, cada jaula con el mismo pájaro dentro, grande, marrón, y con una raya azul metalizado sobre los ojos. Le pregunté a los chinos del parque por el nombre del pájaro y me dijeron “no sé”, “no sé.” Seguí preguntando y me dijeron que se llamaba “Wan Bi”, “Wan Bi”. Quién sabe por qué se reían.

Cualquier otro día, el hotel Mónaco de San Francisco, donde te prestan un pez dorado para que te acompañe a la habitación si no quieres estar sólo. El anillo de Jack Earle, el gigante. La naranja que Egon Shiele puso en una mesita para darle luz a su celda en lugar de comérsela. Roberto Echeto fumando cigarros invisibles. Charlie Rível usando un acordeón para atrapar mosquitos. Una mujer bellísima en bicicleta que casi me atropella. Francesco Clemente coqueteándole a mi esposa. El Duque de Rocanegras, que es El Diablo del tarot de Jean Noblet. Chris Fujiwara coleccionando los ganchos de pelo de una amante que tuvo por años. Mis hijos viendo a un elefante pintar una flor azul, y cualquier otro momento que preñe a la realidad.


4) ¿Te ocurren bloqueos creativos? ¿Te caes a trancazos con ellos? ¿O esperas que pasen como vacas que se atravesaron en el camino?

No, nunca me ocurren. Al menos, no como un estado de melancolía improductiva que dure semanas o meses. Creo que fue Rollo May, un psiquiatra, el que escribió que la creatividad sucede a contra-golpe. Te pasa la mañana sentado frente a la computadora y no se te ocurre nada, pero en cuanto te levantas a tomar agua, la idea te viene a la cabeza. A mi me pasa eso todo el tiempo. Vivo devolviéndome a escribir lo que no se me había ocurrido. Afortunadamente existe la Moleskine.

El mejor remedio para el bloqueo creativo es no tomarnos la creatividad en serio. El talento no te da derecho a nada.


5) ¿Tienes alguna herramienta creativa bajo la manga? ¿O varias? Desarrolla y no te quedes en lo monosílabos.

La herramienta mas útil es trasladar el ser hacia todas las cosas. Cuando eso falla, simplemente me pongo a seguir a algún perro callejero, que al cabo es lo mismo.


6) ¿Cómo asumes el error creativo? No te equivoques en la respuesta.


No existen errores creativos si no los reconoces, y yo creo que los artistas tienen más derecho que los médicos a no reconocer sus errores. Como dicen los escultores populares: “Si sale choreto es San José. Si sale derecho es la Virgen María.” Uno de los principios de la magia es que nadie puede notar que fracasaste si no sabe qué te proponías. Hay éxitos llenos de errores y fracasos llenos de aciertos. Hay que situar las acciones más allá del fracaso. No hay error, sólo escalas de éxito.



7) ¿Existe el “odio creativo”? ¿Se puede crear desde el “odio”?

Sí claro. Yo hice eso por años. Es extraordinario pero de corto aliento, porque si la puñalada falla, la herida se cierra y desaparece, sin dejar rastros. Y si la puñalada acierta, el muerto se vuelve tierra y la herida también desaparece. No queda nada.


8) ¿Se sufre o se goza cuándo se crea? ¿O se sufre pero se goza?

En el trabajo creativo, como en el matrimonio, tarde o temprano te encontrarás con unos pelos en la bañera que preferirías no ver. A mi me impresiona la ingenuidad de los que creen que eso nunca va a suceder, o la debilidad de los que ese día renuncian.


9) Horacio Quiroga dijo que no se debe escribir -tomémoslo por crear- bajo el imperio de la emoción. ¿Piensas que esa frase es una sandez o hay que enmarcarla?

Hay que enmarcar las sandeces.

Esa frase es rara porque en definitiva no se pueden dar recetas para la creación. No se pueden dar recetas para nada. Fíjate que el otro día vi a una mujer que me dijo que estaba empezando a deprimirse. Yo le di mi receta para levantar el ánimo: “pónte un bigote postizo y eso te va a sacar inmediatamente de la depresión”. Normalmente la persona se ríe, pero cuando lo piensan bien descubren que hay en ello una gran verdad. Convertido en otro, tu dolor no puede encontrarte. Esa idea la tomé de Woody Allen, en esa escena fabulosa en que un tipo le pide a un amigo el apartamento prestado para acostarse con una mujer, y mientras esta en eso tocan el timbre. El tipo se pone la bata del amigo, con las iniciales del amigo en la solapa, y al abrir la puerta se encuentra con La Muerte, que venía a buscar al amigo, pero se lo lleva a él. Pero esta mujer se lo pensó un rato, seriamente, y me dijo: “No, no creo. Si me pongo un bigote postizo me voy a acordar de mi ex-novio, y de nuestras proezas sexuales vestidos de transgénero. Eso me haría sentir peor.” ¿Ves lo que te digo? El día que crees que te la sabes todas aparece una mujer que sí usa bigote postizo. Horacio Quiroga es un experto en la creatividad de Horacio Quiroga, pero probablemente sea incompetente para hablar de la creatividad de Jackson Pollock.


10) ¿Qué piensas del cine, del cómic y de la televisión como fuentes de inspiración?

Es como la cocina china: todo va para la olla. En todo hay lomito y grasa, y la grasa suele ser lo que más sabe. No hay que temer meterle las manos a algo porque esté teñido de estupidez. Hay idiotas en todas partes: dirigiendo canales de televisión, escribiendo reality shows, teniendo hijos, pintando al óleo, encabezando gobiernos y sosteniendo el bisturí en un quirófano. Pero incluso de los idiotas se puede aprender, si uno se vuelve cledonista.


11) ¿Qué tan importante es la gaveta en el trabajo de un artista? (La gaveta, no el clóset.)

Vital. Quisiera usar la gaveta pero no puedo, porque a cada persona le vendo un kilo de metáforas que se lleva puesto. Quizá cada persona sea su propia gaveta, la gaveta de la metáfora que les doy. En ellos la metáfora crece y se decanta, porque hoy en día sabemos que las memorias se crean de nuevo cada vez que las llamamos a la conciencia. Pero la metáforas hay que dárselas a la gente mientras están calientes, porque las necesitan para ya. No puedo engavetarlas. No van a esperar ni a volver otro día.


12) ¿Qué tan importante es la investigación para tu trabajo?


Hay que tener cuidado de no tornar “investigación” en una palabra-consolador, de no quedarse pegado en el deleite de pronunciarla. Frecuentemente vemos gente que hace eso, la pronuncian haciéndo énfasis en la N final y entrecerrando los ojos, como si la palabra tuviese dentro dos pilitas Duracel.Aparte de eso hay que estar muy atentos a qué cosas que nos negamos a nosotros mismos. Si uno siente pasión por algo, ¿por qué habría de negarse la posibilidad de saber todo sobre ello?


13) ¿Eres un inconforme de tu obra?

No. Soy agradecido. Por eso sé que nunca llegaré lejos.


14) ¿Crees en el “maestro” sobre todas las cosas? En caso afirmativo: ¿Quiénes son esos tipos, con nombres y apellidos?

Sí claro. El otro día leí a un psicólogo afirmar que “no existe ventaja evolutiva en nuestra necesidad de gurúes.” Yo creo que en un sentido tiene razón, porque los llamados gurúes espirituales son abominables. Los gurúes son como los vampiros, si uno los ve que aparecen en fotos, entonces son falsos. Cuando alguien me dice que sigue a un gurú me aterro, casi tanto como cuando veo a alguien que se la pasa haciéndose cirugías plásticas. Esa gente me da miedo porque tienen el alma capturada en una botella que dejaron en manos de otro. Es espeluznante. A los gurúes y a los dictadores, que al cabo son lo mismo, hay que enterrarlos y transformar sus tumbas en urinarios públicos. Pero necesitamos maestros porque es la única manera de aprender a ser. Tenemos una necesidad de maestros impresa en los genes. Lo ves en la naturaleza, cuando los animales enseñan a sus crías cómo ser león, o cómo ser pelícano. Para mi la imagen del maestro está ligada a la posibilidad de aspirar a valores sublimes, y a comprender que todo lo que hacemos se inscribe en una tradición que hay que honrar. Lo que pasa es que una relación maestro-discípulo es un diálogo, no un monólogo, que es lo que no toleran los gurúes. Eso, claro, si el maestro está vivo. Hablar con maestros vivos es muy difícil porque para aprender de ellos tienes que saber qué preguntar, y para saber qué preguntar hay que ser un maestro. Hablar con maestros muertos es más fácil.

Maestros vivos para mi son Carlos Zerpa y el Gran Henry.


15) ¿Cómo se refleja tu biografía en tu trabajo?

Hace cinco años tomé un tren y viajé por dos horas para conocer a un mago retirado del que sólo había oído a través de rumores. Me dijo que me esperaría en la estación del tren vistiendo un sombrero con una pluma roja, y allí estaba. Me recibió muy amablemente. El sótano de su casa se había inundado y tenía un par de ataúdes “para entretener a los nietos” y una caja llena de Tarots. Le pedí un consejo para trabajar con las cartas y me dijo: “Cuando estés frente a otro, recuerda tu propia vida.”


16) ¿Toda obra debe ser uniforme? ¿O puede y debe ser un producto heterogéneo en constante experimentación? (Nos pusimos serios, sí).

Te voy a decir dos cosas:

Virgilio

Trómpiz.

17) ¿Qué piensas de los artistas que crean para “calificar” dentro de las corrientes del momento?

Hoy en día a terminado por ocurrir algo inédito, y es que ya no estamos obligados a respetar al que triunfa, porque el éxito no tiene nada que ver con el trabajo que haces. Todas nuestras proezas están infladas con esteroides. Sin embargo, hay que respetar al que sobrevive, y yo he aprendido a no criticar el modo en que nadie da de comer a sus hijos. Seguir las corrientes del momento es una opción que te permite vivir de tu trabajo y ¿quién no quiere que lo quieran? Estoy seguro que quien vive inmerso en las modas no puede vivir de otra manera. Otra posibilidad ni siquiera se le ocurre. Y a quien vive al margen de las corrientes, no se le ocurre cómo esas corrientes puedan ser una referencia. Me vienen a la mente George Baselitz, o Lucien Freud, quienes se pasaron décadas trabajando en sus pinturas magníficas en la mayor soledad y desprestigio, uno porque no era “lo sificientemente conceptual” y el otro porque era “demasiado figurativo”. Pero hay que entender que las pinturas de Baselitz o Freud eran buenas antes de que lo descubrieran, y seguirán siendo buenas aún después que a los gorditos con lentes de pasta dejen de interesarle. Incluso, después de que los lentes de pasta dejen de ser un símbolo de inteligencia curatorial.

Mientras uno sepa cuál es su puesto, no hay extravíos.


18) ¿Cómo sería para ti una muerte muy creativa? (Se valen imaginarias o alguna donde hayas participado).

Morirse es de tan mal gusto como no quererse morir.
Cuando me canse de todo me encantaría explotar, pero sólo si me garantizan que mis restos esparcidos van a dibujar un caballo perfecto en el asfalto.


¡Gracias!

3 comentarios:

Lena yau dijo...

Enrique...

¿has cambiado de costa?

Me gusta tu muerte crativa...yo quiero también una de esas....

besos

Anónimo dijo...

Es que tú eras bueno (eres aún) dibujando elefantes....
Suerte que nunca viste el mío!!!
jajajaja!
Lo de la patineta...qué bueno!

beso again!

Anónimo dijo...

Mientras uno sepa cuál es su puesto, no hay extravíos.